¿Para qué sirve?

Desde el punto de visto normativo, la norma actual exige que todos los edificios existentes, cuando se vendan o se arrienden, dispongan de un certificado de eficiencia energética. Por ello, resulta obligatorio disponer de dicho certificado antes de proceder a realizar la venta o contrato de arrendamiento correspondiente.

Desde el punto de vista del propietario del inmueble, el certificado energético le informará de lo eficiente que es un edificio (o parte de éste) aportando una variable más a tener en cuenta en toda operación de compraventa del edificio o parte de éste. El certificado le aportará una ventaja o desventaja comparativa respecto al resto de sus competidores.

El propietario o arrendador podrá vender o alquilar mejor cuanto mejor sea la calificación, y el comprador o arrendatario podrá alquilar o comprar sabiendo previamente si va a tener un mayor o menor coste en consumo. Por ejemplo, la diferencia en consumo de energía (y coste) anual entre una vivienda con una eficiencia energética tipo A y otra vivienda tipo D puede ser de hasta un 25%. 

En definitiva, la nueva norma tiene como finalidad favorecer la promoción de edificios de alta eficiencia energética e inversiones en ahorro de energía.